8.11.09

Fragmento de un artículo de Elvira Lindo

"Muere López Vázquez y se me dispara la imaginación haciendo un reparto con esa troupe de secundarios que protagonizaron teatro y cine en los años cincuenta y sesenta. Mi abuelo, claro, sería Pepe Isbert; mi padre, por supuesto, ese pedazo de hombre que era José Bódalo; mi madre, la dulce Elvira Quintillá; mi portero de finca, Cassen; mi tía soltera y sentenciosa, la gran María Luisa Ponte; las amigas de mi tía soltera, Lali Soldevilla, Mary Carrillo y Luisa Sala; la chacha, Florinda Chico; otra chacha, Gracita Morales; esa vecina jaquetona que llevaba un sostén de los que hacían los pechos picudos sería Emma Penella; Tony Leblanc, el amigo liante de mi padre; la secretaria de mi padre para alarma de mi madre, Conchita Velasco; mi tío soltero al que le gustaban las chicas de revista, Manuel Aleixandre; Paquito Valladares, el solterón que recita en las bodas; el director del colegio, Agustín González; el cura, Sazatornil; José Luis Ozores, la cara franca y alegre de cualquier trabajador manual; las vecinas elegantes, las Gutiérrez Caba y Rafaela Aparicio, que podría ser una abuela o una chacha, gritando a la hora de comer: "¡Que se enfrían las cocletas!". Podría seguir fantaseando con un reparto de actores que habrían de representar a todas las personas que habitaban mi universo infantil; dejando a un lado la presencia poderosa de mis padres, todos ellos serían que son en mi recuerdo: maravillosos secundarios que dan color y gracia a tu biografía."

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