25.4.11

Superposiciones


Como viene siendo habitual, todavía no había terminado de poner fotos de la visita de hace un mes a Kioto, cuando me fui otra vez para allá y ya tengo que poner (lo de "tener que poner" es una hipérbole y una metáfora) las de éste de las que he colocado ya algunas in situ hace unos días.
Así que intentaré hacerlo con el mejor orden posible.
De hace un mes ahí va esta tirada.
Tres de Rioan-ji.

La campana.

Panel del interior del edificio.

Esta foto la mandé al grupo de lectores de Lo que me queda por vivir de Elvira Lindo en Facebook.

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Antes de seguir con los souvenires turísticos quiero decir unas palabras acerca de la situación que se vive en Japón ahora mismo.
Están cabreados (aunque no lo exterioricen mucho) con los chistes y desinformaciones que circulan en los grandes medios acerca de la contaminación, el caos, la impotencia de la ingeniería japonesa y otras lindezas.
Ellos siguen a lo suyo: trabajar, no quejarse, vivir... Como le he dicho a alguien esta mañana, los japoneses no son máquinas, son personas. Y si me apuran más personas que otros que se las dan de "humanos", "humanitarios", "humanitaristas" y oenegeístas. Ayudan a los turistas (me pasó cuando iba a coger el tren hacia el aeropuerto), tratan exquisitamente a los clientes en restaurantes y medios de transporte... En televisión dieron un concierto de la 9ª de Beethoven, interpretada por una orquesta de Tokio. Después del espectáculo todos y cada uno de los músicos (tenores, barítonos, director, chelistas y clarinetistas) estaba en el hall con una cajita recogiendo dinero para los afectados del 11M. Y sufren. Sufren con la tragedia del tsunami y con el problemón de Fukushima. Hace unos días el responsable máximo de TEPCO se presentó en persona en los polideportivos donde duermen los afectados por la central nuclear. Se tiró literalmente al suelo a pedir disculpas. Algunos hablaron con él, otros simplemente volvieron la cabeza y demostraron su disconformidad. Imagino que algo parecido en España se resumiría con que simplemente el "responsable" no se "responsabilizaría", sino que se largaría a las Islas Caimán o "responsabilizaría" a otros. Mucho menos tendría la gallardía de ir a visitar víctimas y hacer genuflexiones antes los clientes.
Estoy ya un poco cansado de tener que explicar que la efectividad, la seriedad y el amor al trabajo no están reñidos con la humanidad, el respeto y el disfrute de la vida.
¿Acaso no son un pueblo que se lanza en masa simplemente a ver la floración de los cerezos?

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