9.4.09

¿Qué es la Semana Santa?

Hace muchos años, cuando era estudiante de bachillerato, el profesor de religión nos pidió una redacción sobre la semana santa. La hice, la entregué y el cura me felicitó. Yo decía que la semana santa es una cosa distinta para cada una de las personas que intervienen en ella. Hacía hincapié en la distinta visión del nazareno que va descalzo para que su hijo se cure de una leucemia y la del vendedor de limones cascarúos y manzanas caramelizadas. Y en esas estamos o seguimos. Carecen pues de sentido las famosas disyuntivas del tipo ¿es la semana santa una fiesta religiosa o una manifestación cultural? ¿Es que hay alguna diferencia? ¿Es que no es la religión parte de la cultura, entendiendo como tal la suma de manifestaciones humanas "no naturales"? Son naturales, no culturales, la ingestión de alimentos, la sudoración, la excreción y el "haber yuntamiento con fembra placentera" (Arcipreste).
Cosa distinta es que hablemos de cristianismo. Ahí si que soy tajante. Si Cristo levantara la cabeza por segunda vez y viera a las marquesonas de palco y abrigo, a los banqueros cuyos bancos derribó en la explanada del templo, fumando puros de incienso y vitorieando a las fuerzas que mantienen su orden de préstamos y prebendas, a los ejércitos de gala atronadores, incluso a los crueles y civilizadores romanos tocando trompas, timbales y trompetas... diría ¿padre, por qué me has abandonado?
Castrado el carnaval por exceso de lujuria y condenado el teatro por pecaminoso y perdulario, el pueblo se tiró a la calle, los mezcló, los disfrazó... y salió en santa procesión en medio de la primavera. Vida y muerte, lágrimas e incienso, colonias caras y sillas duras, cuernos
y cornetas, carteristas y turistas, música sacra, flores para irritar al menos alérgico, esculturas en movimiento, incipientes noviazgos, dorados y latines, adoquines y flagelantes, mantillas y cirios negros, cera que quema infantiles manos, cortes de tráfico, promesas y pregoneros interminables, colas en retretes de bares y restaurantes, canciones a capella desde balcones con geranios, aguaceros imprevistos... Y a la semana siguiente, iglesias desiertas y sálvese quien pueda.
Tan bien saben los responsables que todo es un espectáculo interactivo, una farsa con licencia de mitrados, que han desistido de meter la moral en el asunto y han optado por no lucir ningún lazo blanco. Más del 60% de la población española está a favor del aborto más o menos controlado. Una cosa es la moral católica y otra vestirse de nazareno, de galileo, de romano o de palestino.

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