GRANDEZA DIGITAL
La gloria de los dedos;
el momento inicial
del tacto que pintara
Bounarrotti por los sixtinos techos;
tocar el cielo;
los pellizcos a musas que dormitan
en las cuerdas de liras y guitarras;
el pulgar invertido de los césares;
la yema espeleóloga
que se adentra en las fosas
orgánicas, nasales;
el uso acusador
que hacemos con el índice;
la supuesta elegancia que transmiten
los meñiques que esquivan
el asa de las tazas del té de las señoras;
el recto corazón sodomizante
y el dígito final que pulsará
el botón que nos mande al otro barrio,
llámese crematorio o apocalipsis.
de Múltiplos de uno
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