No la he hecho yo. Es un "préstamo" de la red. Para ser más exactos, ni siquiera vimos el Fuji. En verano hay una humedad grandísima (con esporádicas lluvias) y sólo una tarde desde un rascacielos de Tokyo (Roppongi Hills) atisbamos la punta grisácea del volcán sagrado por encima de un manto gigantesco de nubes. Era casi como un bonsái, hayku o metonimia de la enorme mole que se puede ver en primavera o invierno.
En todos los viajes hay que dejarse algo por ver. Así se tiene una excusa para volver.
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