23.7.08

Sobre La Cosmopolita

Tanto hablar de que Málaga es una ciudad abierta y cosmopolita (sin dejar de ser cateta y ombliguista) y nos enteramos de que cierra La Cosmopolita, la cafetería de calle Larios que todos han visto y en la que no tantos han entrado.
Hace unos días, por casualidades que no vienen al cuento, estuve desayunando allí muy temprano. Lo que más me llamó la atención fueron dos detalles: la decoración de madera de la barra y el techo y las ancestrales costumbres de los clientes habituales (médicos, farmacéuticos, comerciantes, jefes de sección de bancos y cajas), quienes sin mediar palabra recibían su cortado con tostada, su mitad con leche fría y pitufo de york, su copita de Soberano... sin tener que pedirlos. En cada gesto se advertía el surco de la repetición, la cicatriz de lo consuetudinario.
Pero para mí La Cosmopolita es, ante todo, el imaginado escenario de una anécdota familiar. Cuenta mi madre que, allá por los años cincuenta o así, mi abuela fue a un dentista que estaba justo encima de la cafetería. Con los nervios de la espera mi abuela dijo que le estaban entrando unas ganas enormes de salir de allí y que iba a llegar hasta el suelo de calle Larios deslizándose suavemente por los inclinados toldos de La Cosmopolita.
No hay una vez que pase por allí y no visualice esa escena que nunca ocurrió de mi abuela chorreándose infantil y atemorizadamente. Cuando hoy he visto en la foto del periódico los toldos recogidos no he pensado en la decadencia del comercio tradicional ni en la del mundo a manos de las multinacionales y las franquicias. Lo único que me ha venido a la cabeza es que mi abuela ya nunca podrá escapar del dentista.
http://www.diariosur.es/20080723/malaga/cosmopolita-sirve-ultimo-cafe-20080723.html

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