Ayer por la tarde esperaba en la calle a nuestra corresponsal, cuando de pronto empezó a pulular a mi alrededor una chica despistada que, o también esperaba a alguien o se había perdido entre los rascacielos de Osaka. La cosa es que parecía estar desfilando sobre una pasarela casual y urbana. He respetado su anonimato a base de difuminaciones faciales.
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