16.4.13

La olla exprés


Fue uno de los grandes inventos del siglo XX, junto con la lavadora, el coche, el existencialismo, la fregona y la gastronomía deconstructivista.  Pero en el XXI se ha convertido en una metáfora de la presión a la que estamos sometidos.  Todo va rápido, pitando y parece que va a estallar en cualquier momento.  Tras el atentado de ayer en Boston, la metáfora se enriquece y alcanza casi las dimensiones de un símbolo: las bombas estaban hechas con ollas exprés. 
Al lado del maratón, una carrera extenuante en la que muchas personas (no todas, por suerte) corren bajo la presión de ganar, de los récords, de la patrocinadores, de la publicidad...  no sabemos aún quién o quiénes, (si integristas islámicos, si integristas cristianos, todos con muy poca integridad moral ni ética), coloca/-n ollas exprés para acabar con la vida de inocentes, con lo que incrementan la presión de las fuerzas de seguridad, de los servicios de inteligencia, de los medios de comunicación...
La válvula de seguridad de la educación, del deporte, del ocio, de la religión, del sexo... no da abasto.  De alguna habrá que destapar todo esto antes de que el guiso se convierta en una papilla indigesta y nadie reconozca ya la carne ni las patatas.

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