Dicen los sesudos historiadores que cada época tiene su su "Geistzeit", su "aire" o "espíritu" del tiempo.
Parece ser que el nuestro gira en torno al imaginario del vampiro.
Los jóvenes andan fascinados con esos adolescentes demacrados, ultraviolentos, inmortales y románticos que subliman el acto sexual con el mordisco bidental en la yugular.
No me parece casualidad que en los días del SIDA y las pandemias más o menos peligrosas e invisibles (bioquímicas o cibernéticas), el concepto del contagio silente se abra paso entre los tres o cuatro con que las masas intentamos entender la realidad.
El terror ya no es estridente y operístico como aquellos holocaustos nucleares de la guerra fría.
Una noticia nacional nos lo confirma y, gracias a uno de los detalles que la salpimentan, ha remachado la iconografía del vampirismo moderno.
Vemos en una foto a los atletas y al preparador acusados de tráfico de dopaje. Lucen sonrientes delante de un panel de esos, atestados de publicidad, que se colocan en cualquier espacio vacío que deje la cámara (horror vacui). En esa imagen podemos vislumbrar cómo el mercado les chupa la sangre a estos deportistas (si no medallas, no patrocinio) y los lleva al precipicio de tener que traficar con bolsas de sangre re-oxigenada.
Y así, entre peligros latentes, mafias plasmáticas y buenos viejos conocidos que de la noche a la mañana resultan ser nuevos malvados desconocidos, se va montando el imaginario del vampirismo contemporáneo. Latet anguis in herba, que dijo Virgilio: una serpiente se esconde entre la hierba. No te fíes ni de tu sombra. Donde menos se espera, salta la liebre, el corrupto, el dopado, el virus, el contagiado...
¿Qué ciberajo, qué ideoestacas nos ayudarán a enterrar este mal para siempre?
3 comentarios:
Está que se sale, Sr. Montilla, pedazo de pluma.
Muy bueno, como siempre. ¿Puedes poner una foto de los "momiji", por favor. Y algún comentario de "anala-wa o kuni"
Dice la viñeta... (cuando la encuentre te la mando)
-Mamá, ¿tú eres muy mayor?
-Hija mía, yo soy una época de cuando los vampiros y los hombres lobo te daban miedo, no te ponían.
A lo que contesta la hija: "Pues sí que heres mayor."
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