14.7.12

Perfectas imperfecciones

La imperfección es lo que tiene, que es muy difícil de criticar. El más mínimo desconchón en una impoluta fachada la devalúa, el más mínimo ripio en un soneto serio se lo carga.  Pero cuando al escenario se suben artistas que propugnan, defienden y enarbolan la imperfección, entonces solo hay dos opciones: o lo tomas o lo dejas, como las lentejas.
Anoche se juntaron en el auditorio del Parque de la Paloma de Benalmádena dos propuestas imperfectas.
Cortaron la cinta (lo del romper el hielo lo dejo para los camareros) Boleros Imperfectos y ya en el primer tema a Eduardo se le olvidó conectar la guitarra.  No estaba preparado, pero lo pareció.  El concierto que dieron fue magnífico.  Algo tendrán cuando muchos ya los hemos visto seis o siete veces y seguimos riéndonos igual que la primera vez.  El público neófito también salió encantado con el concejal de cultura que quería ser de urbanismo, con la impotencia prepotente del gigoló depauperado Máximo Placer, con el fugaz orgasmo del urogallo, con la metamorfosis hispanoargentina del doctor Luciardi y con la pareja jipi que, una vez urbanizada, sigue añorando los coitos campestres y urticantes.
Luego vino el cabeza de cartel, Pablo Carbonell.  En mis tiempos mozos fui gran seguidor de este histriónico (en el buen sentido de la palabra) cantante y su memorable grupo (Los toreros muertos). Más tarde lo seguí como reportero dicharachero y como director de cine atunero. No defraudó en absoluto. Provisto de tan solo una guitarra (que tocaba a duras penas), de una voz potente y deliberadamente anárquica, de una gran profesionalidad actoral y de una letras entre dadaístas, surrealistas e irreverentes y vestido con un mono de vendedor de butano, enganchó al público y no lo soltó en ningún momento.  Tuvo el detalle además de cantar el himno de los bebedores de cerveza de los ochenta, "Mi agüita amarilla", que todos coreamos entre nostálgicos y patéticos, mientras nos tomábamos la pastilla de la tensión o los triglicéridos.
Como Eduardo me invitó a ayudar en las pruebas de sonido, fui de grupi con Rocío y asistí a los prolegómenos y a los postlegómenos.  Aquí pongo algunas fotos al respecto.




Leslie como "El urogallo precoz".




Pablo y Eduardo probando sonido y cartelería respectivamente.

Enrique, Pablo y Eduardo ya a las tantas, sin haber cenado ni nada.

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