12.3.12

Escrito con jet lag

Con catorce horas de retraso por una posible avería en el avión, aquí estoy de nuevo en el país de las cortapisas.  En esta ocasión el contraste es también térmico.  La corresponsal informa de que nada más irme yo ha empezado a nevar de nuevo sobre Kioto.
Contra el negro de algunas partes se pueden ver los copos de nieve.
Mientras salgo del avión veo a en otro tubo o dedo a los afligidos noruegos camino del suyo.  Arrastran las maletas de ruedas con parsimonia o educación, añorando anticipadamente el sol que calienta la pista.

Conforme se me pase el jetlag (que aquí en Andalucía siempre hemos llamado "la torta") seguiré contando algunas visitas, anécdotas, reseñas y reflexiones de los últimos días en Kioto.
El avión iba a salir de Osaka el mismo 11 de marzo, un año justo después de aquel día aciago para la historia de Japón.  El retraso hizo que saliéramos a la una de la madrugada ya del 12.  Quizá fue un signo ignoto de no se sabe qué kamis, dioses o parcas para que no quedara todo redondo y cerrado, sino abierto, imperfecto, preparado para ser completado en el futuro.
Dejo aquí una foto a modo de metonimia de lo que me he ido encontrando en Charles de Gaulle.  Vive la Europe! Et l´Amérique aussi.


P.S.: El domingo cuando salíamos para el aeropuerto (¡tan temprano!) tuvimos algún problemilla de tráfico porque se celebraba el maratón de Kioto.  Ignoro si Haruki Murakami participó.

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