2.5.11

Tres reflexiones a bote pronto sobre Bin Laden


1.- Ya está totalmente demostrado. La gente en cuanto tiene la más mínima oportunidad se echa a la calle. Ni twitter, ni facebook, ni youtube ni los doscientos canales de pago son capaces de parar el ansia claustrofóbica del personal. Dicen que dicen los norteamericanos que aquellos también es Tahrir Square, que ellos también quieren ser protagonistas y gritar encima del capó de los coches. Que ya están hartos de pinchar en "me gusta" y de dejar el dedo puesto sobre el signo de admiración.

2.- Me estoy informando, pero todavía no he encontrado referencia alguna al enterramiento musulmán marino, que en todo caso sería amarinamiento o enmarinamiento o inmersión obituaria. Algo huele a podrido en Pakistán. Y al hilo de esto: ¿cómo pueden llevar el cuerpo a Afganistán y tirarlo al mar? ¿es que han dado un rodeo por Sharm el Sheik para que viera Mubarak los helicópteros? Hasta yo sé que Afganistán no tiene puertos de mar, sino de montaña.

3.- Matar al malo. Está muy enquistado en el imaginario norteamericano este mito o mitema de que el bueno tiene que acabar matando al malo. Normalmente una vez que pasa eso termina la película y el bueno está herido bromeando con la chica sentado en la parte de atrás de una ambulancia. Una vez muerto el perro, se acabó la rabia. Menos mal que Obama ya ha dicho que la rabia es una epidemia demasiado generalizada y que ese perro, en realidad es una hidra de mil cabezas y que él no es Hércules, ni siquiera Poirot.

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