En este templo se da una especie de cerezo de poca altura llamada omuro sakura, que tiene la fama de ser los últimos en florecer en la ciudad. En el libro de grabados Miyako Meisho zu-e, publicado en 1780, se muestra a gente disfrutando de la visión de estos doscientos cerezos de los que se tiene noticia desde principios de la era Edo (1603). En 1929 el bosquecillo fue declarado Paraje Nacional de Belleza Natural Escénica. Cerca están los edificios del templo y otros jardines con arces y otras especies.
La tarde que fuimos a verlos estaba cayendo lo que se llama una manta de agua, pero mereció la pena empaparse de agua y belleza.
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