A PROPÓSITO DE LA HORA DE LA VERDAD
Todas las horas son verdaderas
como puños,
Todas las horas mienten
como bellacas.
Al tiempo, si es que existe,
no le importamos
ni nosotros, ni nosotras,
ni lo que pensemos de él,
ni lo que dejemos de pensar.
A la hora de la verdad
no entramos a matar,
salimos a vivir.
Pero siempre se está haciendo tarde.
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