11.2.11

Naam, They can















Lo que acaba de ocurrir hace unos momentos, el derrocamiento de una dictadura por parte de la sociedad civil en Egipto, me lleva a hacer tres consideraciones, dos de carácter político-social y otra personal.

1.- Es un tanto bochornoso que los egipcios hayan conseguido lo que los occidentales vamos pregonando y no hacemos. Invadimos países como Irak o Afganistán en nombre de la democracia, los derechos humanos y la dignidad de la mujer y, por otro lado, mantenemos con nuestro silencio dictaduras como la de Mubarak o la de Arabia Saudí, por el mero hecho de que les conviene a la bolsa y a nuestros bolsillos. Los españoles, además, deberíamos tomar nota retrospectiva y preguntarnos cómo los egipcios y egipcias de hoy han sido capaces de hacer, sin partidos, sin checas, sin prisa pero sin pausa, lo que nosotros no fuimos capaces en 1970-1-2... Tan alargada era la sombra de la guerra. También a aquel dictador lo sostuvieron los demócratas norteamericanos, los tories ingleses, los republicanos franceses... por el simple hecho de que era un convencido anticomunista, que se bañaba en las playas en las que caían bombas atómicas. Cosas de las guerras gélidas.

2.- Resulta cada vez menos sorprendente el poder de Internet. Al margen de que los convocantes de las manifestaciones usaran redes sociales para "quedar", no me cabe la menor duda de que si sólo hubieran existido los medios de comunicación de masas convencionales, las masas hubieran seguido siendo masas y, en consecuencia, hubieran sido amasadas, cocidas, horneadas y zampadas por el poder de turno. Blogs, periódicos alternativos (o extranjeros) y correos electrónicos han sido el caldo de cultivo de esta revolución de los zapatos.

3.- Me he tirado media vida, desde que, un poco por casualidad otro poco por interés, inicié el estudio del árabe y su cultura, defendiendo esa civilización. Cuando llegaron los tiempos difíciles de los 11 (S, M) y los integristas sin integridad moral, me tocó batirme dialécticamente cada dos por tres. Yo clamaba en el desierto que el mundo árabe es más complejo de lo que parece, que las dictaduras y los fanatismos eran dos extremos poco representativos, que hay una sociedad civil, dispuesta a aceptar las reglas del juego de la democracia, a pesar del analfabetismo de grandes partes de la población... Ni caso. El mundo árabe era un todo monolítico preso de sus ideas religiosas medievales y punto. Por suerte, parece que ya se va aclarando el tema. Los hermanos musulmanes ni siquiera tienen previsto presentar un candidato a las futuras posibles elecciones.
Con un poco de suerte y cinco o seis revueltas como éstas, corren malos tiempos para los que gustan de los malos tiempos.

NOTA LINGÜÍSTICA SOBRE EL TÍTULO DE LA ENTRADA:
Naam: sí (árabe)
They can: pregúntenle a Barak (Obama).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias. tu paciencia y tu actitud zen al final te da esa recompensa personal que no se paga ni con todo el oro (amarilo o negro) del mundo.