Sé que corro el riesgo de resultar pesado, pero tengo que arriesgarme.
En el último viaje a Japón, como en los demás, han ocurrido muchas anécdotas que ponen de manifiesto lo que tantas ya tantas veces he contado sobre la calidad del servicio, la amabilidad y la educación de los japoneses.
De entre tantas, voy a destacar una. Fue imperceptible; casi me la pierdo. El camarero trajo dos cervezas en jarra (nama biru, de barril), las puso sobre la mesa y antes de irse, las giró para que el asa estuviera a la altura justa de nuestras ociosas manos.
Como digo, fue cuestión de centímetros, pero en esos centímetros se encierra todo lo que he aprendido y aprecio de Japón.
Se me ocurre que fue como un gesto de actor de teatro noh, como una pincelada de pintura al agua, como un haiku hostelero.
2 comentarios:
Descubro hoy tu blog. Precioso. Lleno de sentido común, inteligencia y delicadeza. Mil enhorabuenas.
Muchas gracias. Precisamente estoy de mudanza. He adquirido el dominio montecoronado.es y estoy empezando a publicar ahora allí. Las entradas de Monte Coronado (1.0) llegan el 8 de septiembre. A partir de ahí todo lo voy colocando ya en el nuevo.
Gracias por leerme.
Saludos.
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