9.10.11

Musicoterapia


Parece ser que la proteína amiloide que provoca el alzheimer queda paralizada ante Vivaldi, Los Chichos o Ravi Shankar. Son legión los músicos de cualquier estilo (jazz, clásica, rock, flamenco...) que llegan a los noventa en plenas facultades mentales. Otro asunto son los que caen en el camino dejando un bonito cadáver intoxicado o autoinmolado.
Me imagino que la música masajea zonas atávicas del sistema nervioso o incluso bioquímico.
La relación de la música con la memoria es bien conocida desde antaño. No quedan lejos los días en que los niños se aprendían cantando los ríos de las Españas y las tablas de multiplicar. El más amnésico de nuestros alumnos y alumnas es capaz de karaokear canciones que ni siquiera entiende. El loro que todos llevamos dentro no puede ser acallado simplemente poniéndole la caperuza de la razón y la disección analítica, que todo lo separa, matiza, cuestiona, etiqueta y clasifica.
El ritmo, con sus repeticiones parecidas a las mareas, las estaciones o los amaneceres, y la armonía, con sus sutiles relaciones similares a los ecosistemas o la gravitación, nos colocan en sintonía con el mundo, la vida y/o la naturaleza.
Hay momentos en los que hay que dejar de desmenuzarlo todo y pararse para recoger los trozos, que se convierten en migajas en cuanto pasan veinte años, que no es poco, a pesar del tango.

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