20.6.10

La nada

En un informativo de deportes conectan con Sevilla. El Betis no ha pasado a primera. La periodista está en la plaza donde suelen reunirse los béticos para festejar sus triunfos. No hay nadie. No hay nada, a excepción de unos jubilados sentados en un banco y un niño persiguiendo inútilmente palomas. A pesar de todo, la periodista hace la crónica de la nada usando abusivamente el condicional: "En esta plaza habrían celebrado el ascenso. Aquí habría multitud de banderas...".
Los equipos informativos en Sudáfrica también hacen crónicas vacuas cuando acaban los entrenamientos a puerta cerrada: "Hasta hace unos minutos los jugadores han estado aquí, pero no hemos visto nada, ni sabemos nada...".
La nada es un fuerza poderosa. En La historia interminable se iba comiendo el mundo y Atreyu luchaba contra ella. Y es que la nada no es nada, es algo, es una entidad que ocupa espacio y tiempo, que oculta noticias incómodas. Varias televisiones han echado sobre la muerte de Saramago la nada (¿la nata?) de una empalagosa boda nórdica. Otras veces la nada informativa ocupa el vacío del ocio, de la reflexión, de la vida. Los informativos se prolongan impidiendo que la gente vea una película, lea un libro, hable con sus hijos, mire atardeceres, plante aguacates o se bañe con velas aromáticas.

1 comentario:

Don Peperomio dijo...

no veas cómo crecen los aguacates. Agarran en cualquier sitio.

Me encanta el título del blog.