28.1.10

Museo de Edo

Edo es el nombre antiguo de Tokio. Algún tokiota nos comentó que todavía sus habitantes se hacen llamar edo-jin, gente de Edo. Cerca de la estación Ryogoku de JR (Japan Rail) está el museo de Edo, que, aunque no contiene grandes obras de arte, como el nacional, que está en el parque de Ueno, es un gran museo desde el punto de vista didáctico.
El edificio es una especie de nave intergaláctica.


Justo al lado de la pata izquierda de este monstruo, según se mira, hay un servicio con este curioso cartel en el que, en mi modesta opinión de observador urbano casual, el individuo de la silla de ruedas está a punto de propinarle una patada en las posaderas al sediento muñeco de la derecha. Todo bajo la atenta mirada de un dios azul y una diosa roja. Vamos, digo yo.


En el interior del museo hay un enorme patio con un edificio central. Allí había un cuentacuentos que entretenía a chicos y grandes con alegres (se reían) historias del viejo Edo. Debían de ser muy interesantes por las constantes carcajadas del respetable.


Detalles de una enorme y trabajada maqueta de las calles de Edo en el siglo XVII aprox.



Imaginen la voracidad fotografiadora nipona cuando se trata de su propia historia y hay un cartel que permite hacer fotos, incluso con flash.


En otra parte hay una representación con maniquíes de una escena de teatro Kabuki.




El gran maestro Hatsushika Hokusai, autor del famosísimo cuadro de la ola en la costa de Kanagawa. Esta representación está basada en algunos autorretratos.


Maqueta de un gigantesco y rococó cine de la primera mitad del siglo XX.


Y he aquí a lo que se dedicaba esta empresa antes de hacer los portátiles con wifi que usamos en clase con los alumnos: estufas de vetetuasaber qué líquido inflamable y pestilente.

No hay comentarios: