10.1.10

Civilización y temperatura

Circula por los imaginarios populares la idea de que los pueblos del sur (de Europa), dado el clima apacible que nos ha tocado, somos más dados al callejeo, al barrieo, al esparcimiento, a lo lúdico-festivo, etc. y menos al bibliotequeo, al estudieo y al enclaustramiento cultivador y civilizante. Pero ya en mis tiempos de estudiante más o menos lúdico me percaté de que la filosofía, la astronomía, la trigononometría y el álgebra habían sido generados por civilizaciones asentadas en lugares cálidos y propicios al diletantismo (Grecia, Babilonia, Egipto, Al-Ándalus...). Ahora leo por ahí que no sólo esto es así, sino que la propia civilización del Creciente Fértil (Irak, Siria, Jordania...) se pudo dar gracias al largo y cálido verano mediterráneo. Parece ser que el almacenamiento y posible plantación de semillas de trigo fue posible porque éstas están diseñadas genéticamente para aguantar cinco o seis meses sin agua y poder brotar en la primevera siguiente. Sin este verano que sufrimos la semilla hubiera sido otra y quizás estaríamos todavía siendo unos recolectores-cazadores, sin escritura, sin templos, sin reyes, sin impuestos, sin sonetos y sin ipods... Vamos, que viviríamos en la gloria natural de la más pulcra incivilización. Y, ojo, que no digo que esto sea bueno ni malo, ni todo lo contrario. Lo que digo ripiosamente es que con la calor llegó la civilización.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿donde es "por ahí"? ¿algún libro? Me interesan mucho las teorías sobre el surgimiento de la civilización.
El comentador de Ocaña