A veces romper con el pasado conlleva destrozar las vitrinas de los museos.
¿Estamos dispuestos a aceptar como turistas globalizados en potencia que la gente de los países pobres se cabree y rompa un par de jarrones?
¿Tienen derecho los pueblos oprimidos/reprimidos sobre cosas que en realidad son patrimonio de la Humanidad?
En Europa arrasamos Dresde, Berlín y Londres en nombre de la democracia, el comunismo y el nazismo.
Los turcos y los venencianos destrozaron el Partenón en un toma y daca de artillería.
En España la emprendimos a patadas y hogueras con las tallas religiosas barrocas en nombre la internacional obrera/anarquista.
Cada equis tiempo un constructor listillo vuelca, con nocturnidad y alevosía, un camión de cemento armado sobre una necrópolis musulmana en pleno centro de nuestras ciudades.
¿Se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos?
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