En una interesante entrevista de Punset a un botánico italiano se llegó a la conclusión de que las plantas tenían inteligencia, pero que sus reacciones eran muy distintas a las de los animales. Ante un peligro (o una ganancia) el animal se mueve (huye del depredador, corre tras la presa, tras los pastos, hacia el agua...). Las plantas también realizan pequeños movimientos (hacia el sol con sus hojas y flores, hacia el agua con sus raíces, hacia las moscas las carnívoras...), pero mayoritariamente lo que hacen es quedarse donde están y adaptarse al medio. Son capaces de cambiar su química interna y generar toxinas que impidan que se las coman los herbívoros. También suelen timar a las abejas y mariposas para que extiendan su polen. Se piensa que incluso nos han embaucado a la humanidad para que dispersemos sus frutos y semillas por todo el mundo.
Hay seres humanos que optan por moverse para buscar o escapar. Otros se adaptan al medio y cambian su fisonomía y/o comportamiento. Hay seres humanos con la ética de los ñúes y seres humanos que viven como orquídeas.
Tanto mérito tuvo Helena cuando se lio la túnica a la cabeza y se largó a Troya con Paris porque no podía soportar a su Menelao, como Penélope quedándose en Ítaca y engañando (dos que duermen en el mismo colchón...) a los pretendientes con el truco del tejido infinito.
1 comentario:
Una hermosura de texto. Ahora, la comparación final..., deja a las dos mujeres mal paradas, la verdad.
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