Veamos algunos casos. El primero que me viene a la cabeza es el de Sansón. Nada más conocer el traicionero rapado de Dalila, montó en cólera y demolió el palacio. No perdió la fuerza, sino la capacidad de diálogo. Y lo del crecimiento súbito del pelo no se lo traga nadie. A pesar de su brillante cráneo, Gandhi... SEGUIR LEYENDO....
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