21.1.08

Mini-reflexión sobre padres, hijos, cantidad y calidad

Los padres de las sociedades actuales y occidentales u occidentalizadas (¿desarrolladas?, ¿postindustriales? ¿virtuales, que no virtuosas?) son más protectores con su crías. Pasa igual con los leones, si los comparamos con la trucha, el calamar o la tortuga marina. A mayor número de descendientes, mayor desprendimiento, menor responsabilidad. A menor número, mayor control parental debe ejercerse sobre la escasa progenie. En pocas palabras, a mayor cantidad, menor calidad. A menor cantidad, mayor calidad. En aquellos años cuarenta (y más atrás) las fecundísimas madres hispanas parían diez, doce hijos, de los cuales más de uno caía ante de los tres años. La cantidad era un antídoto contra la mala calidad (higiénica, alimenticia...). Hoy en día, como es tan difícil morirse (la idea es de García Márquez), no es necesaria (ni recomendable) una extensa prole, para que se te pierda un niño entre los puestos de navidad de la Plaza Mayor (cita cinematográfica). Es normal, por tanto, que los padres duden de la falta de calidad (moral) de sus vástagos: "Mi hijo no ha podido hacer eso"; "Eso me lo tiene usted que demostrar", etc. (continuará, o no).

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