1.5.13

Adiós, abril

Descansando en este día de los trabajadores, nos despedimos de abril, un mes de lluvias y fríos refraneros.

Ayer, tras una agradable tertulia de anagnórisis y literatura,  se me abrió un hueco inesperado en la agenda y pasé con el coche a pocos metros de la orilla del mar (Mediterráneo o Nostrum).  Así que busqué (¡y encontré!) un aparcamiento.  Me dispuse a tomar aire rico en yodo y a contemplar la inmensidad de un mar y un cielo apenas distinguibles.  A pesar de las noticias, la impotencias, el estrés, las crisis y demás condimentos de la vida cotidiana, había gente paseando con un perro por la orilla y ancianos con muletas descansando en los bancos, oteando el horizonte en busca de respuestas para preguntas que apenas ya recuerdan.

Era el último ocaso de abril, un mes intenso que comenzó con paseos oníricos casi, bajo los cerezos en flor en Osaka y Kioto; en el que inicié mi andadura como autoeditor y como autor de tercera fila traducido al japonés; en el que superamos los seis millones de parados; en el que se condenaron tonallideras; en el que salió al mercado gratis el segundo vídeo de Talycual en su nueva etapa (¿primera?) y en el que MangAncha recibió un merecido premio por Gneisenau.  Vaya, pues sí que ha cundido.

Y aquí está mayo, cargado de promesas y amenazas, como todos.  Será (este mismo viernes) el estreno de una pequeña obra de teatro de sombras (En busca del minotauro) que escribí y para la que compuse una mínima y minimalista banda sonora.  Será el adiós al curso de Literatura Universal, en el que me he sentido bastante a gusto.  Será el mes de la gira triunfal de El Espejo Negro con La venganza de don Mendo.  Será quizá también la época en la que se me acumulen dos o más publicaciones: Prosas domésticas (solo edición digital) y, con un poco de suerte, un próximo libro de poemas en papel de toda la vida, A propósito.

Les dejo algunas fotos que hice ayer junto al mar.







Arcos del castillo del Bil-Bil.

Jardines del mismo lugar.

El ínclito Ibn Al-Baytar, que da nombre al centro donde trabajo.
El mismo, pero de perfil.

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